Policía Municipal de Bahía, al BORDE DEL COLAPSO por condiciones precarias
Un profundo malestar y un ambiente de humillación han permeado las filas de la Dirección de Seguridad Ciudadana y Tránsito Municipal de Bahía de Banderas. A través de denuncias anónimas y comentarios hechos llegar en anonimato por los elementos a BADEBA MEDIA, los oficiales han revelado una situación insostenible, acusando a sus mandos de priorizar la imagen política sobre las necesidades más básicas de la corporación.
Este clima de abandono y trato indigno ha llevado a los elementos a un punto crítico, sintiéndose al borde de trabajar bajo protesta, solo impedidos por las constantes amenazas del despido y el arresto por parte de sus mandos.
La realidad que describen los agentes contrasta con la imagen de fortaleza que la administración de Héctor Santana se empeña en proyectar, y sus reformas, hasta ahora infructuosas, para mejorar el estado de la corporación.
En el día a día, el cuerpo de seguridad opera con carencias alarmantes. Los policías de línea señalan que la constante promesa de nuevos uniformes nuevos solo es una burla, ya que los oficiales se ven obligados a comprarlos de su propio bolsillo. Muy frecuentemente, a algunos elementos se les manda a probarse las tallas de los uniformes, pero “solo para la foto” pues estos nunca son entregados.
En eventos públicos, se les toman fotos con los uniformes para la imagen de la corporación, pero luego se los retiran o se desconoce a que pocos elementos privilegiados se los otorgan.
La falta de presupuesto no es una mera excusa, sino una barrera para su trabajo que construyen sus superiores todos los días. Esto se refleja en que las patrullas se descomponen con frecuencia y, ante la falta de apoyo, los agentes deben pagar de su dinero para las reparaciones. El descontento se agrava con quejas sobre la falta de seguro de vida, la reducción de salarios y la obligación de firmar contratos en blanco, incumplimiento de bonos, descuentos en nómina para insumos que debería darles el Ayuntamiento, en una práctica que deja a los oficiales en un estado de vulnerabilidad y desánimo extremo.
En el área de Protección Civil, corporación con la que operan de la mano por situaciones de emergencia y que dirige hoy la ex directora de vialidad Karina Polanco, la situación es igual de grave.
Los oficiales señalan que de 10 unidades, solo 3 funcionan, y de estas, la mayoría son modelos viejos. Además, las pocas que sirven son usadas para acompañar al presidente municipal en sus operativos y eventos, en lugar de servir a la ciudadanía en casos de emergencia. Además no cuentan con el radio de comunicación en funciones. Polanco desoye la necesidad de estos insumos.
Pero los testimonios del desaire de los mandos van más allá, y se plasman en vergonzosos y desgarradores episodios de abuso de poder y humillación que sufren a diario los elementos. La crítica apunta directamente al director de Seguridad Pública, Xavier Esparza, y de manera particular, a la subdirectora de Vialidad, Johana Barraza. Esta última, ex secretaria particular del alcalde Héctor Santana, es acusada de un trato “prepotente” que ignora los problemas de la tropa y de rechazar llamadas de los agentes que buscan dialogar, producto de su inexperiencia en el cargo, al solo ser una oficinista sin conocimientos de seguridad pública.
Más los castigos arbitrarios que se les aplican y se utilizan para mantener a los agentes bajo un estricto control, vienen de otra fuente. Se ha documentado, el menos, un caso denunciado en el que un oficial fue castigado por negarse a perdonar una infracción a un conductor que presumió ser “muy amigo del alcalde Santana” y por órdenes de Johana Barraza debía ser perdonado, el agente al negarse a hacer el favor, fue reprendido y se le impuso el castigo de un turno extenuante de pie en un semáforo.
De forma similar, a otro agente se le castigó por estar usando el teléfono para grabar en un lugar público mientras esperaban que empezara su turno, se le ordenó que no lo subieran a una patrulla y también se le envió a un semáforo.
Otro agente, bajo el anonimato, relata el hostigamiento del comandante y supervisor Martin “09”, quien en conjunto con la subdirectora Barraza, castiga a los policías con turnos a pie en los semáforos, en jornadas extenuantes que se prolongan hasta 18 horas, sin darles oportunidad de comer o ir al baño, por no acatar “órdenes contrarias” o por pedir mejores condiciones de trabajo. Simplemente no se aceptan quejas.
Este tipo de represalias, que el agente describe como una forma de acoso laboral, son avaladas por la subdirectora y el supervisor Martin.
También, la principal queja de los agentes es que sus mandos, en lugar de resolver los problemas internos, se enfocan en una estrategia de “gobierno influencer”. El director Esparza, en particular, es visto como alguien que prioriza la creación de contenido para las redes sociales al estilo del alcalde, buscando protección política, en lugar de atender el descontento de la corporación.
Su actitud de “omisio”, ignorando las llamadas y peticiones del personal, ha tenido un efecto devastador en la moral de la policía. Y en los percances de la vía pública ejerciendo su labor, al ser grabados por ciudadanos, los oficiales se ven obligados a “pedir disculpas por todo”, sin derecho a versión propia, sintiéndose como “perritos con la cola entre las patas” y perdiendo el respeto de la ciudadanía.
La exhibición de compañeros para “quedar bien” con la cúpula, como un comentario lo señala, ha creado un ambiente de desconfianza y resentimiento.
El clamor de la policía de Bahía de Banderas es un llamado desesperado a la intervención personal en este asunto del alcalde Héctor Santana, quien aseguran los uniformados, vive engañado por Xavier y Johana, como antes también por Karina Polanco y Briana Guzmán.
Los agentes no piden lujos, sino las herramientas básicas para hacer su trabajo y un liderazgo que los trate con el respeto que merecen. La seguridad del municipio podría verse comprometida si el descontento y el abandono de su fuerza policial continúan. La moral está por los suelos, y nadie además de los mandos operativos y los directores, se siente ni con certeza laboral ni cobijado por su Gobierno Municipal.