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Sin mejora, los camiones de Auto Transportes Medina

Para los habitantes y visitantes de este paradisíaco destino turístico, el traslado diario en transporte público se ha convertido en una tortura cotidiana, donde la promesa de movilidad eficiente y cómoda queda sepultada bajo el peso de unidades vetustas, tarifas inciertas y un servicio que dista mucho de las necesidades de la población. Una vez más, las quejas se centran en la empresa Auto Transportes Medina (ATM), cuya gestión parece navegar en un mar de desidia, afectando directamente la calidad de vida de sus usuarios.

No es un secreto a voces, sino un clamor generalizado: el servicio que ofrece ATM es deficiente. Las imágenes hablan por sí solas, y las vivencias de los pasajeros pintan un panorama desolador. Autobuses con carrocerías carcomidas por el óxido, asientos destrozados que evidencian años de abandono, son postales recurrentes en las principales avenidas del municipio. La responsabilidad del mantenimiento, según denuncian los propios chóferes y corroboran fuentes extraoficiales, recae en gran medida en ellos, quienes con recursos propios intentan mantener operativas unidades que claramente han superado su vida útil.

El calvario de los usuarios no termina en el estado físico de los vehículos. Las rutas, vitales para la conexión de colonias y la zona turística, operan con una saturación alarmante. La escena de pasajeros agolpados en los pasillos, con el sofocante calor azotando el interior de unidades sin aire acondicionado funcional, es una constante. La falta de ventilación convierte cada viaje en una experiencia agobiante, donde el sudor y la incomodidad son compañeros inseparables. “Es inhumano viajar así, uno llega al trabajo bañado en sudor y de malas”, comenta una usuaria habitual de la ruta Valle Dorado, un sentir que se repite en cada conversación con quienes dependen del transporte público.

La incertidumbre también se extiende al bolsillo de los usuarios. A pesar de los aumentos tarifarios, que parecen aplicarse sin una supervisión clara por parte de las autoridades competentes, no se percibe una mejora en el servicio. Peor aún, persisten las denuncias de chóferes que, aprovechándose de la falta de control, cobran tarifas superiores a las establecidas, generando un clima de abuso y desconfianza.

La situación no es nueva. Reportes recientes han recogido las constantes quejas sobre el mal servicio de ATM. Desde la falta de cumplimiento de horarios y rutas, hasta la conducción imprudente y la negativa a respetar las tarifas oficiales, los señalamientos hacia la concesionaria han sido una constante en los últimos años. La pregunta que surge es clara: ¿hasta cuándo las autoridades permitirán que esta situación se prolongue, afectando la economía y el bienestar de miles de ciudadanos?

Es urgente que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto. Se requiere una revisión exhaustiva de la concesión otorgada a ATM, exigiendo el cumplimiento de las condiciones establecidas en materia de mantenimiento de unidades, frecuencia de rutas y respeto a las tarifas. Asimismo, es fundamental establecer mecanismos de supervisión eficientes que garanticen un servicio de transporte público digno y acorde a las necesidades de un municipio en constante crecimiento.

Los usuarios de Bahía de Banderas merecen un transporte público de calidad, seguro y confortable. La inacción de las autoridades ya no es una opción; es tiempo de poner fin al eterno viacrucis y exigir a ATM que cumpla con su responsabilidad o abra paso a alternativas que sí estén a la altura de las expectativas de la ciudadanía.