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Buscan rescatar la laguna del Quelele con declaratoria

La Laguna de El Quelele, un vital cuerpo de agua en Bahía de Banderas, está nuevamente en el centro del debate público tras la iniciativa del gobierno municipal para declararla area natural con protección especial. Si bien la propuesta busca rescatar lo poco de este ecosistema que qued, casi 100 hectáreas, para convertirlo en el parque natural más grande de Nayarit, la realidad sobre el terreno presenta un panorama más complejo, marcado por el avance inmobiliario descontrolado y la contaminación.

A diferencia del Estero El Salado en Puerto Vallarta, que goza de un estatus de protección claro y nacional, El Quelele carece de una declaratoria oficial que amortigüe el impacto del desarrollo urbano. Décadas de crecimiento sin planificación han permitido que fraccionamientos residenciales avancen sin control, reduciendo paulatinamente el cinturón natural que rodeaba la laguna. Hoy, lo que queda es prácticamente el perímetro de la propia masa de agua, dejando un ecosistema vulnerable a las presiones humanas.

La importancia ecológica de El Quelele es innegable. Interconectada con cuerpos de agua como La Cortada y La Vejiga, y vinculada al mar a través de una red de canales, esta laguna es un santuario de biodiversidad. Su mangle, un hábitat crucial, alberga más de 100 especies de flora y aproximadamente 250 de fauna vertebrada, incluyendo especies protegidas como cocodrilos, iguanas y diversas aves. Sin embargo, esta riqueza natural se encuentra gravemente amenazada.

Más allá de la visión propuesta por el Gobierno Municipal de hacer ahí un “parque natural” y un “cocodrilario”, la realidad de El Quelele es cruda. El avance de la mancha urbana ha traído consigo descargas de aguas residuales sin tratar, provenientes de arroyos como El Tondoroque y el estero El Chino. De este ùltimo  nos referemos a los canalea navegables que Marina Nuevo Vallarta ha enngullido y en los cuales queda muy poco  manglar como ecosistema original.

Los biólogos en reiteradas ocasiones han revelando altos niveles de materia con coliformes fecales en varios puntos de la laguna. Esta contaminación representa una amenaza directa para la salud del ecosistema y de las especies que lo habitan.

La propuesta municipal, que contempla gestionar la declaratoria ante la SEMARNAT para su publicación en el Diario Oficial de la Federación, es un paso necesario. Sin embargo, la efectividad de esta medida dependerá de cómo se aborden los problemas subyacentes de invasiones inmobiliarias y la contaminación persistente de aguas negras, y con que rapidez se haga.

La mera declaración de un polígono como área protegida no detendrá por sí sola el deterioro si no se implementan mecanismos de control y saneamiento efectivos. El proyecto ambiciona transformar El Quelele de una “zona saqueada y olvidada” a un “referente ambiental y cultural para Nayarit” requiere que las autoridades no solo se enfoquen en la infraestructura turística, sino que prioricen el saneamiento de sus aguas y establezcan límites claros al crecimiento inmobiliario que ha puesto en jaque a este invaluable cuerpo de agua.

La Laguna de El Quelele representa un caso emblemático de cómo el desarrollo sin planificación puede comprometer los recursos naturales más valiosos de una región. Si la burocracia y la agenda política vuelven a enterrar la propuesta, puede que del Quelele no quede nada cuando se quiera hacer algo.

Las palabras del alcalde  Héctor Santana sobre rescatar la laguna suenan bien. Ojalá que en realidad  sí se tomen cartas en el asunto, y no quede en los discursos como  otros proyectos.