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Héctor Santana realiza cambios en su gabinete

El alcalde de Bahía de Banderas se prepara para anunciar una serie de cambios en su gabinete, una medida que, si bien es presentada como una estrategia para eficientar la administración, despierta interrogantes sobre su verdadero impacto. Estos movimientos, que afectan a diversas áreas clave, siguen una pauta ya observada en la actual gestión: la reubicación de funcionarios en lugar de la implementación de despidos, incluso frente a reiteradas inconformidades ciudadanas

Uno de los cambios más comentados se da en la Dirección de Padrón y Licencias. Luis Omar Castellanos será movido de esta posición para ocupar la titularidad de Fiscalización y Apremios, en la Tesorería Municipal. Su lugar en Padrón y Licencias será asumido por Adrián Álvarez, quien hasta ahora estaba en Fiscalización y Apremios. Este enroque genera particular atención dada la trayectoria de quejas ciudadanas que ha acumulado la Dirección de Padrón y Licencias bajo la gestión de Castellanos.

Residentes de Bahía de Banderas han expresado consistentemente su frustración por la lentitud en la tramitación de permisos, un proceso que contrasta con las promesas de agilización hechas por la administración. A esto se suman señalamientos de cobros poco transparentes y la presunta omisión de las instrucciones directas del alcalde para condonar permisos en situaciones específicas. Pese a este historial, la respuesta de la administración es un traslado de función, manteniendo al mismo funcionario dentro de la estructura municipal.

En otro movimiento relevante, Diego Hernández, subdirector de Planeación y Desarrollo Urbano, será reubicado como Jefe de Proveeduría, Licitaciones y Adquisiciones, relevando a Guadalupe Verónica Collazo. Estos ajustes en el ámbito de la Tesorería Municipal se dan en un contexto donde han trascendido problemas significativos en la dependencia a cargo de Mariana Macedo.

Fuentes internas han señalado una aparente falta de personal que dificulta el desahogo oportuno de numerosos trámites financieros y administrativos. Asimismo, se han reportado deficiencias en la comunicación interna, descritas como “teléfono descompuesto”, que podrían estar obstaculizando la coordinación efectiva con otras áreas y con el propio alcalde. Al igual que en Padrón y Licencias, los cambios optan por la reasignación de personal en lugar de la incorporación de nuevos perfiles o la salida de quienes pudieran haber contribuido a las deficiencias.

Finalmente, la exregidora Estefanía Lara Prado se suma al equipo como Jefa de Prensa, buscando reforzar la Dirección de Comunicación Social, encabezada por Brian Quintero. La llegada de Lara Prado ocurre en un momento donde el desempeño de Quintero ha sido objeto de numerosas críticas.

Se ha señalado una presunta falta de capacidad operativa para gestionar adecuadamente el pago de convenios con medios de comunicación, así como la dificultad para establecer puentes de comunicación efectivos con la prensa y la ciudadanía.

A esto se añade la controversia por la supuesta suplantación de funciones por parte de Ciola Edith Arévalos. A pesar de estas observaciones, la respuesta de la administración ha sido la incorporación de un nuevo elemento de apoyo, manteniendo al director actual en su cargo.

Estos movimientos confirman una tendencia en la administración municipal de Bahía de Banderas: la preferencia por la reubicación interna de directores y jefes de área ante las fallas o las necesidades detectadas. Hasta el momento, la actual gestión se ha caracterizado por no realizar despidos, optando por dar una nueva oportunidad a los funcionarios en diferentes roles, una estrategia que el tiempo dirá si es suficiente para atender las demandas y mejorar la eficiencia de la administración pública.