PAGA HÉCTOR SANTANA FIANZA DE MUJER QUE ROBÓ POR NECESIDAD
Un reciente incidente en la Bodega Aurrerá de Plaza Las Palmas, San Vicente, donde una mujer fue detenida por el presunto robo de una lata de leche en polvo, ha encendido el debate público y provocado una intervención caritativa de las que el alcalde de Bahía de Banderas, Héctor Santana, acostumbra frente a los reflectores
La situación, que rápidamente se viralizó en redes sociales, ha puesto de manifiesto las complejidades sociales del municipio y los niveles de pobreza que enfrenta.
Los hechos se desarrollaron cuando el personal de la tienda retuvo a una mujer que, según los reportes, intentó sustraer el producto lácteo, presuntamente para alimentar a su hija menor, quien la acompañaba.
La llegada de elementos de seguridad pública y la posterior detención generaron una ola de opiniones divididas: algunos reprobaban el acto de robo, mientras que otros empatizaban con la desesperación de una madre.
En un giro que en realidad no sorprendió a nadie, el propio alcalde Héctor Santana confirmó públicamente su intervención en el caso. A través de un mensaje en su cuenta de Facebook, el edil detalló que la empresa agraviada se negó a retirar la denuncia, argumentando que la mujer era reincidente.
Ante esta situación y la posibilidad de que la madre fuera trasladada al reclusorio en Tepic, dejando a sus cinco hijos desamparados —el menor de solo dos años—, Santana optó por pagar la fianza y la reparación del daño de su propio bolsillo.
“No apruebo que robe, pero hoy vamos a platicar con ella para ver qué está pasando y en qué le podemos ayudar”, declaró Santana, anunciando además la entrega de una despensa a la familia. El alcalde enfatizó que estos gastos no correrán a cargo del ayuntamiento, sino que fueron cubiertos con su sueldo personal.
Si bien la acción del alcalde podría ser vista como un gesto de humanidad ante una situación vulnerable, no faltan quienes cuestionan si esta medida, difundida ampliamente, busca también capitalizar la empatía social en un contexto de creciente escrutinio hacia la administración.
La reincidencia de la mujer, mencionada por el propio Santana, añade una capa de complejidad al debate sobre las causas estructurales detrás de estos incidentes.
La ayuda a la madre, más allá del acto individual de “buena voluntad”, abre la conversación sobre la efectividad de las políticas sociales municipales para abordar las necesidades básicas y prevenir situaciones de desesperación que llevan a actos como el presunto robo.
Mientras tanto, el caso ha permitido al alcalde posicionarse, una vez más, en el centro de la atención pública. Probablemente el mejor desenlace, sería si a la mujer infractora el presidente municipal le ofreciera un poco más que un acto singular, por ejemplo, un apoyo a través de los programas sociales de Bienestar o bien del DIF. Ese desenlace, estará por verse.