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INCERTIDUMBRE en Lo de Marcos por anuncio de gran torre de apartamentos

El tranquilo pueblo de Lo de Marcos, en Bahía de Banderas, Nayarit, se encuentra al borde de una transformación inmobiliaria que ha encendido las alarmas entre sus habitantes. El proyecto Torre ADI, promovido por ADI Desarrolladores y construido por Grupo Constructor de Occidente, es un imponente edificio de lujo de 10 pisos frente a la playa, cuya inminente construcción, con inicio de obra proyectado para 2026, ha generado una ola de críticas y un profundo desconocimiento sobre sus permisos e impacto.

Sin existir una socialización del proyecto, Torre ADI ya se comercializa como una propiedad de gran atractivo para el mercado de rentas vacacionales y el turismo residenciala través de anuncios en redes sociales y sitios inmobiliarios, gestionados por intermediarios quienes ya ya promueven la preventa exclusiva con proyecciones de inversión. La torres se haría sobre un terreno ubicado en la calle Camino a Las Minitas a su cruce con José María Morelos.

La publicidad ofrece departamentos desde 68 metros cuadrados en más de dos millones doscientos mil pesos, garantizado el inicio de la obra en el 2026, y amenidades exclusivas. No está claro que tanto territorio busca quitarle a la playa para hacerlo exclusivo.

Pero el diseño arquitectónico de la torre, caracterizado por líneas onduladas que buscan evocar el movimiento del mar, paradójicamente amenaza con irrumpir en el paisaje de un pueblo históricamente de baja altura.

Pero una de las principales preocupaciones de la comunidad no recae solo en la estética, que desfasaría la paz en el horizonte de este pueblo; sino en la falta de claridad en torno a la aprobación de la obra y su potencial impacto. Vecinos reportan haber preguntado a autoridades sobre los permisos, recibiendo la respuesta de que no cuentan con información del proyecto.

Este tipo de proyectos de gran magnitud en zonas costeras requieren obligatoriamente una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) emitida por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). La opacidad sobre este documento y otros permisos esenciales (como licencias de construcción y factibilidad de servicios) es un patrón recurrente en la región de Bahía de Banderas, donde otros complejos como el Pacific Tower en Bucerías han sido clausurados por carecer de la autorización ambiental.

La inquietud de los pobladores se centra particularmente en la infraestructura de servicios públicos, históricamente frágil en la región. La adición de un edificio de 10 pisos con múltiples unidades de lujo genera preguntas críticas que, hasta el momento, carecen de respuesta por parte de los desarrolladores o las autoridades:

Por ejemplo, el cómo se manejará el proyecto el drenaje y las aguas residuales, pies existe un miedo fundado a que, como ha ocurrido en pueblos vecinos como Sayulita y San Pancho, el sistema de aguas negras sea insuficiente, terminando por depositar las descargas en el Océano Pacífico o directamente en la playa.

También persiste la duda de su existe la capacidad hídrica (agua potable) y eléctrica suficiente para sostener un desarrollo de esta envergadura sin afectar el suministro a los residentes originales de Lo de Marcos, una comunidad realmente pequeña.

La construcción de la Torre ADI es vista por muchos como la materialización del desencanto y la “monstruosidad” inmobiliaria. La escala del edificio de 10 niveles en primera línea de playa no solo privatiza visualmente el acceso al mar, sino que rompe con el espíritu sereno y la arquitectura de pueblo costero que es, precisamente, el atractivo de Lo de Marcos.

Comentarios de la comunidad en foros públicos reflejan una mezcla de indignación y resignación:

La prisa con la que los vendedores promueven la preventa, incluso antes de que se clarifiquen los permisos, subraya un modelo de negocio que prioriza el lucro sobre la sostenibilidad social y ambiental.

La falta de una reunión informativa abierta al pueblo, solicitada por la comunidad, refuerza la percepción de que este proyecto es una imposición de espaldas a los residentes que verán transformado su hogar para siempre.

Lo de Marcos, como otros puntos de Bahía de Banderas, se enfrenta a una encrucijada crítica: permitir que el desarrollo inmobiliario desenfrenado arrase con su identidad y su ecología, o exigir la transparencia y el rigor legal que salvaguarden su patrimonio natural y social. Además, que este tipo de desarrollos usualmente bloquean los accesos públicos a la playa.

El gobierno de Héctor Santana sin duda alguna debe responder ante este asunto antes de que comiencen las obras y la comunidad denuncie públicamente las posibles violaciones al medio ambiente y el libre tránsito, que usualmente ocurren y que el Ayuntamiento no atiende de manera preventiva.

A esta incertidumbre, se suma la generada a partir del anuncio del gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero hace 3 meses, cuando dijo que se construiría un gran hotel en Lo de Marcos, dentro de un fondo de 20 mil millones de pesos de la inciativa privada, en el que se encasilla la construcción de este complejo en la comunidad, pero del que no se ofreció ningún detalle.