Mirtha Villalvazo: los aciertos y desaciertos de 1 año de gobierno
Este viernes la alcaldesa de Bahía de Banderas, Mirtha Villalvazo, está rindiendo su Primer Informe de Gobierno, al frente de uno de los municipios más importantes del país.
Ciertamente, como toda administración gubernamental, ha tenido logros palpables. Uno de los aspectos que la ciudadanía más rescata, es la serie de reuniones qué organiza junto a vecinos de colonias, llamadas “encuentros ciudadanos”.
Asímismo, ha tenido a bien iniciar algunas obras públicas en calles y avenidas de la ciudad, así como relacionarse como edil en diferentes esferas globales durante sus giras, y ejecutar programas sociales.
Sin embargo, la administración de Villalvazo ha sido todo, menos irrelevante. Debido a la enorme turbulencia política que ha atravesado y los múltiples escándalos de lo que ha sido protagonista. A continuación, los más importantes en los últimos 12 meses:
- Iniciando su administración, se colocaron dos estructuras espectaculares en Lo de Marcos y Mezcales, sin ningún tipo de explicación oficial, contra el reglamento público. Aunque fue retirada la publicidad semanas después, jamás se dio una postura por parte de la alcaldesa.
- Regreso de la publicidad disfrazada de señales de tránsito a la avenida principal, una situación que apenas antes de que había tomado posesión Mirtha Villalvazo había quedado solucionada.
- Conflicto abierto con 7 de sus regidores durante al menos 6 meses de su gobierno, a quienes no les proporcionaba prestaciones, retenía pagos e impedía su desempeño para ingresar iniciativas de ley.
- Acusaciones de nepotismo, al ingresar su hermana Perla Villalvazo a la presidencia del DIF y su cuñado a la Dirección de Reglamentos, entre otros funcionamos, señalamientos a los cuales la edil ha hecho poca réplica.
- Relación poco clara con el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, situación que se ha demostrado en desfases públicos sobre posturas respecto a temas. El ejecutivo estatal debió reunir a la presidenta con los regidores en conflicto para acordar cooperación y cese a las hostilidades, aunque estas no han desaparecido del todo.
- Confrontación con los miembros de su propio gabinete, entre estos la ex presidenta del DIF, el ex comisario municipal y la ex directora de Comunicación Social, entre otros, que han renunciado sus cargos en polémicas circunstancias.
- Tardanza en el bacheo de calles y avenidas, una intervención qué debió ocurrir antes del tiempo de lluvias y que la ciudadanía le reclamó con protestas y pronunciamientos públicos.
- Polémicas giras por el extranjero, al menos 5, cuyos gastos no han sido debidamente transparentados y con beneficios aún poco claros para Bahía de Banderas.
- Ausencia casi absoluta de cooperación con el municipio vecino, Puerto Vallarta, sobre temas metropolitanos que requieren soluciones inmediatas.
- Crisis de seguridad pública ante la cual la edil se ha limitado a declamar que se trata de una responsabilidad estatal y federal.
- Acoso y confrontación con la prensa crítica, ya que en reiteradas ocasiones la alcaldesa ha insistido en estigmatizar a los portales qué señalan sus errores e incluso amenazó con no dar más entrevistas si los medios de comunicación siguen exponiendo sus declaraciones erróneas o en contextos de crítica.
- Ausencia puntual de eventos de emergencia y situaciones de conflicto social, a los que la edil suele llegar tarde o pronunciase de forma poco vigente, incluso ausentarse. Como cuando dejó plantados a los manifestantes de Valle Dorado que pedían reparación de sus calles, o arribó a las zonas afectadas por el huracán en Sayulita luego del mediodía, cuando ya los ciudadanos de habían organizado con las autoridades federales.
Cabe recordar que, en un último episodio muestra de activa confrontación con sus regidores, 7 de ellos no aprobaron el cambio de sede de la sesión del Cabildo de la Presidencia a un salón de eventos en Bucerías para que la alcaldesa realizara su informe.
La edil ha tenido sin duda un comienzo con una ruta trazada con muchos obstáculos, provocados por su poca disposición al diálogo y la mediación.
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